viernes, 3 de enero de 2014

Los emigrantes y los refugiados merecen una vida digna


Por Lorena Barboza
Periodista y educadora
 
¿Por qué tanta xenofobia, discriminación y odio? ¿Acaso no son seres humanos como usted y como yo?


¿No están produciendo tanto como nosotros?


No nos equivoquemos.  No se puede asegurar que el 100% de los emigrantes y de los refugiados sean gente buena, pero quizá sí lo sea el 99%.  No podemos juzgar con ligereza y no podemos ser cómplices del abuso del que son víctimas.


Hasta el Santo Padre Francisco en su mensaje para la Jornada Mundial del Emigrante y del Refugiado, ha demandado un mundo mejor para ellos. ¡En hora buena!


Ahora que estrenamos año, la situación de los emigrantes y de los refugiados debe cambiar en todo el mundo.  Vivo ahora en USA, y espero que en este país llegue por fin la justicia para quienes creyeron en la tan cacareada reforma migratoria.


El presidente Barack Obama se comprometió con unos 11 millones de inmigrantes (que viven en este país) a darles la ciudadanía, y con eso empezar de cero y evitar la inmigración ilegal.  Obviamente para lograrlo, debía contar con el apoyo del Congreso.  Lo prometido, no llegó a pesar de los esfuerzos hechos.  Pero solo quedó un sinsabor, porque la esperanza sigue fortalecida entre quienes quieren elevar su calidad de vida, superarse académica o laboralmente, o visitar su país de origen.  La mayoría de los que esperan esa reforma son personas que han trabajado muy duro, y siguen aportando al país.  Por eso merecen ver su sueño hecho realidad.


Razón lleva el Papa Francisco al afirmar quetoda persona pertenece a la humanidad y comparte con la entera familia de los pueblos la esperanza de un futuro mejor”, mientras cita a Pablo VI quien a su vez pensaba que las personas quieren “verse libres de la miseria, hallar con más seguridad la propia subsistencia, la salud, una ocupación estable; participar todavía más en las responsabilidades, fuera de toda opresión y al abrigo de situaciones que ofenden su dignidad de hombres; ser más instruidos; en una palabra, hacer, conocer y tener más para ser más”.


Ojalá en este 2014 haya mejores condiciones para los inmigrantes.  Ojalá se apruebe la reforma migratoria, cesen las injustas deportaciones, se les pague lo justo por su trabajo, se apoye a los jóvenes ‘soñadores’, se respalde a todo inmigrante –independientemente de su origen- para que logre sus metas, y cese la explotación en las empresas, para que puedan vivir dignamente.


Espero que estas palabras del Papa Francisco no se las lleve el viento: “La realidad de las migraciones, con las dimensiones que alcanza en nuestra época de globalización, pide ser afrontada y gestionada de un modo nuevo, equitativo y eficaz, que exige en primer lugar una cooperación internacional y un espíritu de profunda solidaridad y compasión”.

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