Por Ángel Frías Coca
Escritor
Escritor
Huyo hacia lo desconocido; me sumerjo en mi interior intentando
no ver ni escuchar, y leo cualquier cosa que me arroje algo de luz. Sigo
intentando comprender el porqué de las cosas transcendentales.
“Dios necesita ser libre” o quizás los no creyentes
necesitaríamos el que lo fuese, para así poder llegar a comprender o ser un
poco menos crítico hacia toda esa parafernalia que le rodea.
Deberían los creyentes dejarle escapar de tantas y tantas
religiones; harían muy bien esos mismos que le adoran el dejarle ser como
suelen predicar y que, de motu propio, ingresase en los corazones de la gente
y no empujado por la codicia de siempre.
Los intereses materiales que unen a pastores,
curas, políticos y dictadores sean del pensamiento que sean, no lo han
permitido nunca ni lo permitirán, puesto que les viene como “anillo al dedo” la
falta de información de la que gozan los pueblos -en general- con respecto a
las vidas, andanzas y financiaciones de esos pastores.
Tomemos como ejemplo Argentina, un país donde los obispos
desde 1994 reciben un haber salarial y luego una pensión pagada directamente
por el estado, equivalente a la de un juez de primera instancia. Es por eso que,
fijándome en esta pequeñísima falta de pudor y comparándola con los actos de
pedofilia, amén de las aberraciones oídas a diario y la falsa moral de
todos estos lideres- me sigo preguntando quién puede ser ese Dios que tanto mal
permite entre sus mismos predicadores. Pero también tropiezo con un dilema… el
de cómo alguien me pudiese explicar quién es Dios; ¿cómo saberlo o entenderlo
sino es a través de esos seudopastores, curas o dictadores? Son los mismos
que, por desgracia, viven de los más desfavorecidos; son esos personajes
que apoyados por nuestros familiares, nos llevaban desde nuestra más
tierna infancia -abusando de su poder y sin nuestro consentimiento- a las
Iglesias; son esos mismos que te atemorizan sino compartes sus creencias.
Otra de mis incógnitas… cómo llegar a entender -tras la
lectura del Antiguo Testamento- que la idea de conocer a Dios o alcanzar la
comunión con Él, mediante nuestros propios esfuerzos, es algo (siendo muy
correcto con la expresión) como poco extraño.
Y ahora, intentando no hacerme más preguntas, ¿de qué
Dios estoy hablando? ¿del cristiano, el árabe, el judío? Si como dicen las escrituras todos son
descendientes de un mismo personaje llamado Abraham, ¿cómo es posible la existencia
de tantas religiones?
Por todas esas preguntas sin contestación es por lo que me
inclino a pensar que existirán tantas religiones como el vividor de turno
quiera, apoyado en esas pobres almas deseosas de creer en algo, y amparadas
por los dictadores con sus afanes de lucro; los mismos que nos obligan a
odiarnos, e incluso a matar. Y esto no es cosa de nuestros ancestros ya
que ahora, por desgracia, en los tiempos actuales siguen imponiendo su verdad
ante los demás, de diferentes maneras.
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