lunes, 17 de febrero de 2014

¡Alarmante!

Por  Ángel Frías
Escritor

Siento pena y rabia por lo que está pasando en Venezuela.

Tras ojear lo colgado en las redes sociales, siento que la democracia que algunos pregonan es fruto de las ganas de quedar bien, más que de sus convencimientos personales.
Yo los llamaría demócratas de pacotilla. 
Si como de todos es sabido Venezuela cuenta con una de las mejores constituciones del mundo según expertos y fue votada por más del 71% de los venezolanos; si la democracia es una forma de organización en la que la titularidad del poder reside, en la que las decisiones colectivas del pueblo son adoptadas por aquellos que en participación directa o indirecta fueron elegidos por él... Si como vimos en las últimas elecciones ni con la alianza de partidos opositores agrupados en la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) lograron el triunfo, consiguiendo el 44,97% del total de los votos, frente al 54,42% conseguidos por el presidente actual, batiendo ademas un récord al obtener una participación del 80,94%, ¿cómo es posible el que tantos pseudodemócratas, estén a favor de reventar los designios que un pueblo eligió democraticamente?

Me da, pena y rabia como digo en mi enunciado, al ver lo escriben y cuelgan en las redes sociales algunas personas sobre ese pueblo, incluso sin haber estado nunca en él.

jueves, 6 de febrero de 2014

Un título universitario... ¡Claro que vale la pena!


Por Lorena Barboza                                      
Periodista y educadora


En este nuevo siglo, hay quienes lo ponen en duda, planteándose si el gasto para estudiar es una inversión o un despilfarro… Esa esa una lamentable forma de iniciar el 2014.



40 jefes de Estado y más de 1.500 líderes empresariales mundiales se reunieron la semana pasada en el Foro Económico Mundial (WEF), en la localidad alpina Davos, para analizar los problemas derivados de la reciente crisis financiera y económica global. 



Entre otros temas, la importancia de invertir en educación se discutió ante lo que destacaron como un panorama desalentador:  cerca de 285,000 graduados en Estados Unidos ganan el salario mínimo, y la mitad de los estudiantes termina, en promedio, con una deuda de 30,000 dólares.



Lógicamente esos datos son escalofriantes y preocupantes, pero tan solo pensar en limitar el acceso a la educación superior a los jóvenes, solo podría generar en una mayor desigualdad social.  La crisis mundial ya trató de explicarla el Centro de Estudios del Fondo Monetario Internacional (FMI) en un informe, publicado en el 2010, cuyos datos son concluyentes. Dice que una de las principales causas de la actual crisis es el crecimiento de las desigualdades sociales, donde la concentración enorme de las rentas en los sectores más adinerados (provenientes de las rentas del capital, principalmente), es a costa de las rentas de los ciudadanos que en su mayor parte proceden de su trabajo.  La consecuencia de esa desigualdad ha sido el descenso notable de la capacidad adquisitiva de la mayoría de la población, que ha obligado a su endeudamiento vertiginoso.



Esperemos que la pregunta sobre la inversión en educación hecha en Davos, no pase a más; de lo contrario el panorama sería asolador.  Si llegase a limitarse la educación universitaria, podríamos concluir dos cosas: tendrían garantía de una vida digna solo aquéllos que nacen ricos o, en última instancia, solo aquéllos que sean formados como analfabetas funcionales para ser mano de obra barata.



¿Para qué más riqueza sin abrazar y enfatizar las humanidades?